jueves, 18 de abril de 2013


      A la hora de maquillarse, hay que tener claro la sensación que se quiere dar y la luz a la que lo lucirás.


Es decir, no es lo mismo un maquillaje para disimular, que otro para impactar. En esta ocasión hablaremos de los trucos de color en el maquillaje; y es que cada color tiene su propio significado. En realidad, todos los colores se pueden obtener a partir de tres colores primarios: amarillo, rojo y azul. Cada color derivado recibe el nombre de tono; así, por ejemplo, tenemos tonos cálidos (como el naranja). También hay que tener en cuenta que un color puede anular a otro. En maquillaje, el color es importante y hay una serie de trucos que podemos tener en cuenta. Los tonos claros dan más volumen a la cara. También se utilizan para dar relieve o aclarar. Los tonos oscuros, por su parte, dan profundidad y se utilizan para disimular una zona (tal como te decía antes). Un color se vuelve más opaco (o más pálido), cuanto más oscuro sea el color que le rodea. Este es un truco que se puede aprovechar para las caras más morenas. Claro, si tenemos un color muy intenso, por la misma razón, se volverá más oscuro cuanto más claro sea el color que le rodea. Esto es una cuestión de contraste de colores (claro/oscuro). Puedes jugar con colores y mezclarlos; así, un color puede cambiar su aspecto al lado de otro. Si pones juntos dos colores de distinta tonalidad (un color muy claro junto a uno oscuro; por ejemplo azul clarito con morado fuerte) conseguirás un efecto de contraste muy destacado. Para conseguir un buen maquillaje con un color en concreto, debes tener presente tres factores que configuran tu aspecto: la cara, el pelo y los ojos. A cada tipo de piel, cada color de pelo y cada color del iris de los ojos, le viene bien un color determinado, que deberás configurar a tu propia satisfacción y conveniencia, ya que cada rostro es distinto.

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